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Aprender a esperar

De Candelaria, voluntaria en Brasil:

Hoy Dios me invita a confiar en El, a una renovada esperanza, la esperanza cristiana, esa que nace cuando humanamente no hay nada que esperar y quizás suena fuerte. Flavia es una persona por quien a veces sientes que ya no puedes hacer más nada, su futuro es incierto, el de sus 4 hijos más todavía. Ellos viven en la Fazenda [una aldea de acogida Puntos Corazón] hace ya un tiempo. Su historia de vida es de mucha violencia y dolor. Vivían en una realidad pobrísima, indigna, algunos describen que los niños al llegar eran pequeños salvajes; hoy han crecido mucho. Flavia no es racional en sus pensamientos, no puede educar a sus hijos por ella misma. Por más que la ayudes a limpiar la casa, vuelve a mezclar pañales sucios con ropa limpia, por poner solo un ejemplo. Es una historia de nunca acabar y que a más de uno lo frustra... Me cuesta entenderla, me cuesta ponerme en su lugar y tengo miedo de abrazar su dolor porque quizás no reciba amor de su parte. Entonces en oración pido a Dios que me fortalezca para dar lo mejor de mí, me uno a Dios y Su esperanza se hace presente. Aprender a esperar, esperar en Dios.


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