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Estando a su lado, la que se siente pequeña soy yo

Extracto de carta a los padrinos de Rosario, misionera argentina en el Punto Corazón de Playa Ancha, Valparaíso



Muchas veces ante los amigos del barrio me siento muy chi­quita. Admiro la forma que tienen de enfren­tar las cosas, en la espe­ranza ellos son sal­va­dos y así viven el día a día con fuerza y valen­tía. Lili es así, una mujer fuerte en la espe­ranza, que hace dos años lucha contra el cáncer. Ella reci­bió dos puña­la­das muy gran­des: saber de su enfer­me­dad y que en ese momento su pareja al ente­rarse, la haya dejado sola, echán­dola a la calle cuando más nece­si­taba de una com­pa­ñía. Como si todo esto no fuera sufi­ciente, su dinero la mayo­ría de las veces no alcanza y estuvo mucho tiempo hasta encon­trar un lugar justo y digno para vivir con su pro­blema de salud.


Pero Lili es fe, cruz y mise­ri­cor­dia; a pesar de todo lo que hizo su pareja, fue capaz de per­do­narlo cuando el estaba pasando una situa­ción difí­cil, no están juntos, pero su inmensa bondad no le per­mi­tió pagar con la misma moneda.


Ambas for­ma­mos una linda amis­tad, la quiero como si fuera mi abuela, ella me ayuda con la cocina y yo decoro sus uñas. Es una per­sona con mucha con­fianza en Dios, aprendo muchí­simo de ella. Una vez, estando en la micro cuando la acom­pa­ñaba a una de sus citas médi­cas me con­fesó que todas las noches agra­dece al Señor un día más de vida y se enco­mienda en sus manos porque no sabe si al otro día va a des­per­tar. Me emo­cioné al escu­char estas pala­bras, que­da­ron mar­ca­das en mí, es tan admi­ra­ble que hasta los médi­cos la feli­ci­tan por la son­risa que lleva siem­pre y por no dejarse vencer.

Lili será muy pequeña y bajita de esta­tura pero estando a su lado la que se siente pequeña soy yo.


Rosario Macor

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