Patricia es guatemalteca. Hace 8 meses que se fue a Brasil y es voluntaria en el Punto Corazón "Sagrada Familia" cerca de Salvador da Bahia.
Hace unas semanas vimos las noticias sobre una enfermedad. No le puse importancia hasta que nos dijeron que es una pandemia y luego se expandía en todo el mundo. Luego de eso estábamos las 5 voluntarias juntas cuando madre Eleonora llegó con una propuesta de ir a vivir en la Fazenda, una aldea de Puntos Corazón a 45 minutos de la ciudad. Y nuestra cuaresma se volvió una cuarentena.
Así empezamos una aventura por tiempo indefinido. Nuestra misión fue diferente, nuestros amigos del barrio seguían en nuestro corazón pero los empezamos a extrañar. Pero el tiempo pasando, los voluntarios y las familias que viven en la Fazenda estaban muy felices que mi comunidad estaba unida con todos ellos: nos dieron tareas, abrimos una mini escuela para que los niños no dejen los estudios, nos unimos más en la oración y nos dieron un teléfono para llamar a nuestros amigos y mantener el vínculo del amor y la amistad. Tuve también la gracia de hacer mi retiro de medio tiempo de misión por 5 días en silencio el cual fue maravilloso. Y así sin darnos cuenta y ni sentir el tiempo, pasamos un mes en la Fazenda. En cuanto esos días pasaron la comunidad empezó a preguntarse y a escuchar el llamado de Dios: él nos quería en el barrio, cerca de nuestro vecinos y salimos de la Fazenda.
El Domingo de la Misericordia, pasó algo muy lindo. Fue que subiendo maletas y despidiéndonos de todos, en el cielo estaba un arcoíris, y a los 5 minutos un segundo que se juntaba con el otro. Fue muy bonito, ahora mismo no sé lo que eso significaba pero el lenguaje de Dios muchas veces no podemos descifrarlo a la ligera.
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