De Maximiliano, voluntario en Uruguay:
Esa tarde las chicas se quedaron en casa y con Esteban salimos a visitar unas abuelas que hacia rato no veíamos. Yo la verdad estaba un poco triste, cansado y extrañando los pagos, pero esa tarde para sorpresa nuestra, nos íbamos a cruzar con muchos amigos de los que teníamos previsto visitar. Ni bien caminamos un par de cuadras, sale a nuestro encuentro Kike... Ese día no estaba muy bien. Nos decía que se sentía muy solo y que la distancia que habían tomado sus hijos hacia él le causaba mucho dolor. Nos quedamos conversando unos minutos y antes de seguir caminando nos dice “no saben lo importante que son ustedes para mi”. Admiro mucho a esta persona por su sencillez y gratitud, tan solo por parar a charlas 5 minutos, nos hacia sentir muy queridos... De repente todo lo que traía en mi interior antes de salir de casa se chocaba de frente con estas realidades; y estos pequeños gestos, como los de Kike, son los que día a día me enseñan a ser un poco más agradecido de lo simple y pequeño.
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