De Steffi, de misión en Procida (Italia):
Michela habita en el mismo edificio que nosotras pero en el piso de arriba. La historia de su vida ha estado llena de dificultades, su padre que era policía fue asesinado por la Camorra (Mafia italiana), y debido a que ya era huérfana de madre y para protegerla de su posible muerte, fue transferida a un orfanato. La dura vida y las difíciles experiencias que tuvo que vivir hicieron que su carácter a primera vista fuera más bien duro y cerrado, pero a decir verdad cuando la conoces y te abre su corazón es uno de los más hermosos que puedes ver. Para la cena de Navidad aceptó venir a comer nosotras a pesar de que para ella no existe ningún sentido el celebrar la Navidad. Se declara atea por elección propia después de haber leído la biblia y la vida de los santos. Puedo asegurarles que a pesar de no querer “celebrar” la Navidad, ella se preocupó de cada detalle y preparó deliciosos platos. Detrás de esta mujer más bien arisca se encuentra una gran artista, con un gran corazón. Así como para la cena de Navidad han sido innumerables las veces que se preocupó de cocinar para nosotras y de compartir sus experiencias. Ella dice que a Procida no tiene ningún amigo, una vez le preguntamos: "- ¿Y nosotras que somos? - Ustedes no cuentan porque son mis hijas.”
Esta semana fui espectadora de una hermosa escena. Era domingo a las 12:50 y yo estaba ya en retraso con la cocina, con un gran estrés de dueña de casa, cuando de repente llega a nuestra casa Michela, como una pequeña niña, con su nuevo cuadro en mano. Lo había terminado recién y la pintura aún estaba fresca. Era uno de los cuadros que más me había gustado y venía a la casa solamente para mostrarnos como lo había terminado. Ella nos dice: “-¿e ragazze che dite?” (¿y chicas que dicen?). Yo me sentía muy pobre ante estas situación, preocupada del almuerzo y de cómo tenía que estar la mesa para los invitados, y de repente llega esta Michela que hace que tu corazón se te deshaga con la mirada de niña que de alguna u otra forma busca tu aprobación. Yo no sé mucho de arte, ni de cómo pintar, pero si veo como ella se entrega completamente a su pasión y en cada uno de sus cuadros veo un lenguaje nuevo que intenta comunicar una experiencia, un sentimiento. El hecho de que ella haya venido así de forma imprevista y gratuita a nuestra casa me da una profunda alegría porque veo como la amistad con ella crece cada vez más. Después de terminar su presentación y de contarnos el concepto general de su cuadro, así como nos había dicho, partió a la casa de su nuera para regalarle el cuadro. Se le veía caminar por la calles de Procida con el cuadro en mano aun con la pintura fresca con toda la tranquilidad del mundo.
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